viernes, 13 de julio de 2007

Trapped In chess

By Andres D. Fernandez-Carrasco

This poem is about my experience at the Super National Chess Tournament
in Kansas City, Missouri, in April 2001.


7000 kids sit
d
0
w
n
to play one round of chess.
Three thousand boards; one hundred and
twelve thousand pieces, one you.


You're nervous
You 're worried
You're biting
Your nails.


You 're an exposed king
You're a checked king
You're a mated king
But there's no place else you'd
rather be, because


You're trapped.
Trapped in the world of
Chess!

Poema Abcdario (fragmento)

Por Guillermo Cadrazco

J
Juguemos un tanto a la locura
Seamos didàcticos y creìbles

Abordemos este jet de la palabra
Como vehìculo importante
Interiormente en la representaciòn escrita
Orientado hacia la acciòn del sujeto
Para crear oraciones
Acompañadas de ideas
Que pertenezcan eternamente a la verdad

Q

¿Que victoria o que triunfo
Alcanzarè en este proceso?
Aquì junto al tiempo
Atado al papel
En este campo de letras
En plena batalla de Reinas y Reyes
De Torres Caballos Peones Y Alfiles
Cuyo ritmo de caballero me compromete
A seguir esta guerra
Utilizando ràfagas de signos y còdigos
Bañado de luz y oscurana
Donde no se sabe aùn
Si soy o no
La metàfora
O es etimològicamente Borges
Buscàndole criticas a mi destino

Pawn to Queen Four

by Dean Reinglas

P-Q4
There I go again, pushing Pawn to Queen 4.
I uncross my legs and put both feet on the floor.
My subconscious move when playing this game,
A repetitious move, it's always the same.
I throw him my Gambit, yes he jumps at the chance.
He slammed down his piece,
But it's my turn to dance.
Hand on my forehead, I get in my groove,
Swallowing his spit, he makes his next move.
With his rook open wide. I spring out my trap.
I bring my queen out, now my hands on my lap.
With my queen standing tall and his rook soon to fall,
His chest sinks to his stomach.
Winning this game, he sees he's unable,
Lying his king down flat on the table.
We extend out our hands,
Cause we two are the same,
Nodding our heads, and we both say,
"Good Game!"

2003

jueves, 12 de julio de 2007

Jugando con la reina en su lecho al ajedrez

Por Antonio Garcia Vargas

Desde Andalucía, España, os envío un par de sonetos, uno tradicional y otro isabelino de temáticas totalmente diferentes.

Jugando con la reina en su lecho al ajedrez

Por el tablero avanzan los peones,
en ristre la alabarda bien alzada,
la cara por el miedo amoratada
y el ansia de luchar por sus pendones.

La estrategia no sabe de razones;
tras ellos los alfiles, camuflada
su magia fabricando la emboscada
con sus fieros caballos percherones.

Mil guardias en las torres al acecho,
el rey entre bostezos, muy pulido,
pide a la reina salga de su lecho.

La bellísima dama, enfurecida
da jaque en un lance bien medido
y en el siguiente acaba la partida.

*

Yo soy la incierta luz del horizonte
(a la memoria de Dulce María Loynaz)

Soy un punto de luz, soy una estrella,
soy un ser colosal en miniatura,
un vientre universal por mí destella,
soy latido carnal sin estructura.

Soy memoria final del horizonte,
soy del mundo abisal polifonía,
en mi líquido gris, como el sinsonte,
soy feliz sin pensar en la jauría.

Mas un día naceré de entre mi sueño,
¿naceré con mi cáscara o sin yema?
¡nacer o no nacer! ¿soy yo mi dueño?
¡oh, Hamlet, ser, no ser, crucial dilema!

¡Aun siendo apenas vida que se asoma,
ya siento la guadaña que me toma!

CARTA A RAFAEL O EL PRINCIPE DE LA FIESTA

Por Alfredo Veiravé, 1951

1

¿De qué podríamos escribirnos nosotros sino es de la
poesía? Por eso te envio esta epístola a los Pisones
que permanecerá en tu archivo para siempre
entre los agapantos tuyos y los
filodendros míos
Quería decirte que sigo creyendo que el lector
debe participar activamente en esta fiesta y que el
humor
es una vía menor pero eficaz para que
el poema les haga cosquillas en el
vientre como un hijo de la
fiesta carnavalesca
de la Edad Media.

En realidad yo, que oscilo entre un texto testimonial
y una frase extratextualizada y que considero
a las convenciones
como una ruptura o plagio
del discurso social,
me veo empujado a cada rato por algunas brujas
malignas
y otras beneficas
que me indican otro camino: he bebido de la
mandrágora
del prosaísmo y metodológicamente
sobrellevo esta pregunta de un poeta:
"¿Método, metodo, que pretendes tú de mí sí sabes
que he comido del fruto del inconsciente?"
Si nuestro tiempo (escaso cada vez más a medida que
uno se interna en la línea de sombra del sexagenario)
es una dicotomía entre fondo/forma
debo inventar antes de llegar a la exasperación del
signo
un género de escrituras con capacidad de transformaciones
oblicuas
bizcas
antinormativas.

2

La indole oceánica de la metáfora y sus olas
rompen sobre el muelle y salpican a los turistas
que pasean bajo grandes sombrillas amarillas
en la rambla, pero yo prefiero
el día de sol de funciones cosmológicas
los versos conversados, las insolitas asociaciones,
el Arca de Noé con toda clase de animales
los mecanismos de hoteles que contenían al pobre
Vallejo en París.
¿Y la angustia? ¿Y los Fenómenos de la tierra
oculta?
Morir de risa es una versión de la muerte festiva.
En esas fuentes,
creo, está una de las respuestas,
la palabra cazada al vuelo.
Y ahora el mundo está feliz porque ha recobrado la
palabra,
el esclavo de la Reina se ha dormido en
la alcoba imperial,
el abuelo ha rejuvenecido con su nieta,
las reglas del juego han cambiado
y ahora los peones se comen a los alfiles
derriban a la Torre abolida de soldados
y el tablero de ajedrez vuela por los campos
de Gualeguay.

Por un colombiano

Por Santiago Andrés Cortés Marulanda

La compasión, la vida y el amor proveniente del corazón; la traición y el maldito sufrimiento de la razón. La vida, un juego de un acecino en su partida de ajedrez y una ficha movida por de una granadilla y un alma conmovida por la partida de la vida. ! Maldito cielo de sangre que me tienes una muerte asegurada; que he de hacer para tener una estéril caída ¡ !¿Por que vivo y por que he tenido una vida sin sentido?¡ muerte que se avecina por la vía, tu que eres tan homicida, por favor quítame la vida. Mi amor esta perdido y tendido en el piso así que mátame y derrócame. Una tonta e insignificante piedra no vencerá mis deseos de vivir, Pero, tú, con tu sutil seducción, mátame sin dejar rastro alguno y mátame rápidamente para no escuchar la burla de mis enemigos y para estar por siempre con mi muerto corazón. Verde mar, tu que guardas los cadáveres del mundo, apiádate de mí, y piérdeme en ti. Viento moribundo y negro, lleva mis cenizas a donde nadie sepa de tonta derrota.

domingo, 8 de julio de 2007

Napoleón Bonaparte jugando con madame de Remusat

Esta es la partida reconstruida según las Memorias de madame de Remusat.

Nota: En los salones aristocráticos del siglo XVII y principios del XIX, era costumbre ceder a las damas las negras con la salida para que el negro de las piezas contrastase con la blancura de sus manos.

Madame de Remusat (negras) – Napoleón (blancas)

1..., d6

Salida reservada y tímida.

2. Cf3, e5
3. Cc3, f5
4. e4, fxe4
5. Cxe4, Cc6

Jugada dudosa, que revela la distracción de Madame Remusat y que permitió a Napoleón apoderarse del ataque.

6. Cfg5

Audaz jugada de Napoleón.

6..., d5
7. Dh5+, g6
8. Df3, Ch6
9. Cf6+ Re7
10. Cxd5+ Rd6
11. Ce4+

El ataque blanco continúa implacable.

11..., Rxd5
12. Ac4+

Las respuestas negras son ya obligadas. Este sacrificio del alfil blanco es decisivo, permitiendo un mate en tres movimientos de gran elegancia. Después de jugar el alfil, Napoleón Bonaparte, con la cabeza apoyada en la mano izquierda, citó unos versos de Corneille del acto IV, escena II de su obra Cinna (la obra maestra de Corneille según Voltaire).

Quién perdona fácilmente, invita al delincuente:
Castiguemos al asesino, declaremos proscritos a los cómplices
¡Más qué! Siempre sangre, y siempre suplicios…
Y la sangre derramada de mil conjuras
Marcando mis días malditos.

Madame Remusat, preocupada por el drama que se estaba urdiendo en el castillo de Vincennes, lugar del fusilamiento, parecía no estar en el juego y el Primer Cónsul, advirtiéndolo, le dijo suspirando: “¿También estáis distraída?” La partida continuó:

12..., Rxc4
13. Db3+ Rd4

Y recitando los versos del acto V, escena II de Cinna:

Yo soy mi maestro así como del universo:
Lo soy y quiero serlo. ¡Oh siglos! ¡Oh memoria!
Conserva mi última victoria para siempre.
Yo triunfé hoy de manera justa
Lo que me recuerda que puedo llegar hasta vosotros.

Napoleón jugó:

14. Dd3++

Agregando: “Os he dado jaque mate. Mañana os tomaréis el desquite. Hablemos ahora de otra cosa.”

Los rostros estaban graves y tristes. Sólo se oía murmurar a Napoleón, que paseaba rápidamente por el salón con las manos a la espalda, estos hermosos versos de Alzira (tragedia de Voltaire):

Los dioses a los que servimos conocen la diferencia.
Los tuyos piden la muerte y la venganza,
Y los míos, cuando tu brazo acaba de asesinarme,
Me ordenan que te compadezca y te perdone.

Pocos días después, el 18 de mayo de 1804, Napoleón se convertía en el Emperador de los franceses.

De Rayuela

“...un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil”. (Julio Cortázar. “Rayuela”)

Baudolino

En la última novela de Umberto Eco, Baudolino podemos leer el siguiente párrafo:

La carta no decía que, después de una breve vacilación sobre la distribución de las camas, se había decidido que cada noche los dos convivientes se habrían jugado al ajedrez la cama más cómoda, porque en la corte el ajedrez se consideraba un juego poco aconsejable

La corte a la que se refiere es la del emperador del Sacro Imperio Federico Barbarroja allá por el siglo XIII. Tradicionalmente siempre se ha venido diciendo que el ajedrez era el juego de los reyes y de los nobles, e incluso hay códices que así lo muestran. Así que o bien Eco ha cometido un pequeño patinazo (y se suele documentar muy bien) o bien realmente no era así en toda Europa.

Comienza la partida

Por Rafael Frías Toribio

llego a la mesa, saludo y me siento,
Completo las piezas sobre el tablero,
Cojo el papel y apunto con esmero
El primer meditado movimiento.

Mi rival me observa desde su asiento
Y mueve sin dudar un cabllero,
Medita cauteloso un plan guerrero
QUe tengo que dejar en simple intento.

Y me adentro sin miendo en la espesura,
Voy viendo como las piezas encajan:
Mi mente se pdesplaza en la apertura,

Mi imaginación astuta trabaja
Buscando algunos trucos y diabluras
Para ganar un poco de ventaja.

Chess Pieces

by David Solway

But never underestimate
the powers of the pawn
who can promote into a queen
and put a kingdom on,

or moving humbly up the board,
killing on the side,
outpriest the priest, and leave the knight
without a horse to ride,

and trip the elevated rook
to bring it crashing down,
and nudge the misanthropic queen
into oblivion,

and stop before great Caesar's throne,
a tiny regicide,
and watch a cornered monarch fall,
and ponder how he died.

--from The Powers of the Pawn

El ajedrez

por Patricia Martí Puig

Sobre un terreno cuadrado
se lucha acada lado,
y comienza una batalla
pues dos reinos
quieren la medalla.

Ocho valientes soldados,
dos torreones bien altos,
dos caballeros saltando,
un par de princesas
y una bella dama,
defienden a su Rey.

Ambas dinastías
compiten por su patria
mas uno va perder
y no hay nada que hacer.

Al final de la contienda
un jugador se ha rendido
y su Rey, ya cansado,
al tablero ha caído.

Con furia y alegría
llegó la despedida
sólo queda dar la mano,
la partida ha terminado.

sábado, 7 de julio de 2007

SIETE NOTAS EN TORNO A UN TABLERO

SIETE NOTAS EN TORNO A UN TABLERO, Y SIN TOCAR LAS PIEZAS.

Por J. Udariaetagorka


Un extraño campo de batalla

entre el Cielo y la Tierra.

Al aruriga dormido,

el sentido desmembrado,

El tacto de Dios,

la trascendencia,

El Tao.

Sacrificios a Caissa

Mijail Tal escribió:

"Al igual que todas las diosas mitológicas, ésta también exige sus sacrificios. Sus servidores son generosos: ¡cuántos de ellos le ofrecieron toda su vida!... pero los sacrificios que con más frecuencia se ofrecen a Caissa son sus propios bienes: alfiles, peones, caballos. ¡Cuántos de ellos son sacrificados para mayor gloria de la diosa! ¡Incluso las propias reinas, a veces, son entregadas voluntariamente! Naturalmente, la suerte de estas ofrendas es muy distinta. Unas cuantas son aceptadas por Caissa y entonces el ajedrecista alcanza la gloria y el reconocimiento de sus contemporáneos. Pero no siempre, ni mucho menos, estos sacrificios complacen a la diosa. Entonces, qué se le va a hacer, hay que esperar a otra ocasión..."

"El oro de los tigres" (fragmento)

Por Jorge Luis Borges

Es evidente que su padre lo introdujo tanto en la filosofía como en el ajedrez.
En el prólogo a "El oro de los tigres", 1972, dice:

"Mi lector notará en algunas páginas la preocupación filosófica. Fue mía desde niño, cuando mi padre me reveló, con ayuda del tablero del ajedrez (que era, lo recuerdo, de cedro) la
carrera de Aquiles y la tortuga".

miércoles, 4 de julio de 2007

Poema al juego

Por Graciela Malagrida

Muchas veces
no sé
cuáles son las reglas
en este tablero:
si el niño herido llorando sin lágrimas
si la sonrisa en doble fila
de los dientes de tiburón
si los frenillos
si la multa por detenerse o por andar
si el toqueteo de los corazones
si el flirteo con las mayúsculas
o la minúscula solitaria
enganchada en la solapa.

Todos cuentan
al menos hasta diez
antes de jugar.
Todos
se comen entre sí­
-así es el juego-
alfiles a reinas sin torre
caballos a reyes sin reino.

Más de una vez
quise desaprender
y dos
desandar
porque nada fui
nada soy.
Construí­ mi nido
me arremangué y lavé los trapos sucios
no salí a agitarlos, los tiré
hice pan para todos
viví sin levadura
tomé té con Dios de madrugada
ayuné
pedí perdón, perdoné
y cuando el dolor punzó
callé y agradecí­
hondamente
hasta las lágrimas.

Muchas veces
ignoro las reglas
en este tablero
porque en el juego verdadero
se mueven potestades
se apuestan almas,
ni sangre
ni cuerpos
ni piezas.

No sé
ni me importa
si es niño o tiburón
el que muerde
si es hormiga o cuervo
el que trae la miga
si es lluvia o poesí­a
la que dispara la idea
si es aflicción
antesala de la honra.

Más de una vez
intento desaprender
y dos
desandar
porque nada soy
nada
si no logro enhebrar la aguja
sin pincharme
si no puedo hilvanar los hechos
sin murmurar
si no vuelvo a mi Padre
sin dudar
si no descanso en sus manos
sin "peros"
si no pongo a tus pies las obras
sin firma.

Todos cuentan
al menos hasta mil
antes de orar.
Todos guiñan los ojos
y matan
-así es el juego-
damas blancas
buscan pleito
a damas negras
en un duelo estéril
sin caballeros.

No sé
ni me importa
si es niño o tiburón
el que cíclicamente
intenta lastimarme.
Sólo sé
que no te encuentro
en un pajar.
Harta de tropezar
con estrategias
con baldosas y fichas
idénticas, anónimas,
blancas o negras
voy a ejercitar
ir sin mí­
más allá
de mis narices.

Llamado por los malos poetas (fragmento)

Por Rodolfo Enrique Fogwill

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Los mandamientos de Caissa

1. Preferir al ajedrez por sobre todos los demás juegos
2. Acatar las leyes y los Reglamentos del Ajedrez
3. Apreciar el ajedrez como cultura
4. Difundir ampliamente sus virtudes
5. Saber ganar con elegancia y perder con gallardía
6. Pensar bien antes de efectuar una jugada
7. Respetar al árbitro, a la organización y al adversario
8. Tratar adecuadamente a las piezas, el tablero, la planilla y el reloj de ajedrez
9. Abandonar un torneo solamente por una causa muy justificada
10. Fomentar la amistad y la solidaridad entre los pueblos a través del ajedrez.

Schaccia, Ludus

Marcus Hieronymus Vida, Bishop of Alba

Ludimus effigiem belli, simulataque veris
Praelia, buxo acies fictas, et ludicra regna,
Ut gemini inter se reges albusque, nigerque
Pro laude oppositi certent bicoloribus armis.
Dicite, Seriades Nymphae, certamina tanta
Carminibus prorsus vatum illibata priorum.
Nulla via est: tamen ire juvat, quo me rapit ardor,
Inviaque audaci propero tentare juventa.
Vos per inaccessas rupes, et inhospita euntem
Saxa, Deae, regite, ac secretum ostendite callem.
Vos hujus ludi in primis meminisse necesse est.
Vos primae studia haec Italis monstrastis in oris
Scacchidis egregiae monimentum insigne sororis.
Juppiter Aethiopum sedes, et Memnonis arva
Iverat, Oceani mensas dignatus amici,
Qui sibi tum optatis junxit Tellurem Hymenaeis.
Affuit una omnis Superum chorus: omnia festo
Aequoris immensi resonabant littora plausu.
Ut dapibus compressa fames, mensaeque remotae,
Quo Superum mentes ludo mulceret inani,
Oceanus tabulam afferri jubet interpictam.
Sexaginta insunt et quattuor ordine sedes,
Octono. Parte ex omni via limite quadrat
Ordinibus paribus, necnon forma omnibus una
Sedibus, aequale et spatium, sed non color unus.
Alternant semper variae, subeuntque vicissim
Albentes nigris, testudo picta superne
Qualia devexo gestat discrimina tergo.
Tum Superis tacite secum mirantibus inquit:
Marti aptam sedem, ludicraque castra videtis.
Hoc campo adversa acies spectare licebit
Oppositis signis belli simulacra ciere,
Quae quondam sub aquis gaudent spectacla tueri
Nereides, vastique omnis gens accola ponti,
Si quando placidum mare, et humida regna quierunt.
En vero simulata adsunt qui praelia ludant.
Sic ait, et versa in tabulam deprompsit ab urna
Arte laboratam buxum, simulataque nostris
Corpora, torno acies fictas albasque, nigrasque,
Agmina bina pari numeroque, et viribus aequis,
Bis nivea cum veste octo, totidemque nigranti.
Ut variae facies, pariter sunt et sua cuique
Nomina. Diversum munus, non aequa potestas:
Illic, et reges paribus capita alta coronis,
Et regum pariter nuptas in bella paratas
Cernere erat. Sunt qui pedibus certamina inire
Sueti, sunt et equis qui malint, quique sagittis,
Nec deest quae ferat armatas in praelia turres.
Bellua. Utrinque Indos credas spectare Elephantes.
Jamque aciem in versum statuunt, structaeque cohortes
Procedunt campo, castrisque locantur utrisque.
Linea principio sublimes ultima reges
Parte utraque capit quartis in sedibus ambos
Tractu eodem adversos inter se. Sex tamen aequis
In medio sedes spatiis hinc inde relictae.
Sede albus sese nigra tenet, ater in alba.
Proxima reginas capit orbita. Regibus ambae
Haerent quaeque suo, dextrum latus altera, laevum
Altera lege datis tangunt stationibus, atrumque
Atra tenet campum, spatio stat candida in albo,
Et proprium servant prima statione colorem.
Inde sagittiferi juvenes de gente nigranti
Stant gemini, totidem pariter candore nivali,
Nomen Areiphilos Graii fecere vocantes,
Quod Marti ante alios cari fera bella lacessant.
Continuo hoc inter rex, necnon regia conjux
Clauduntur medii: duo dehinc utrinque corusci
Auratis equitis sagulis, cristisque decori
Cornipedes in aperta parant certamina Martis.
Tum geminae velut extremis in cornibus arces
Hinc atque hinc altis stant propugnacula muris,
Quas dorso immanes gestant in bella Elephanti.
Postremo subeunt octo hinc, atque inde secundis
Ordinibus pedites, castrisque armantur utrisque
Armigeri partim regis, partimque ministrae
Virginis armisonae, quae prima pericula belli,
Congressusque ineant primos, pugnamque lacessant.
Non aliter campis legio se buxea utrinque
Composuit duplici digestis ordine turmis,
Adversisque ambae fulsere coloribus alae,
Quam Gallorum acies alpino frigore lactea
Corpora si tendant albis in praelia signis
Aurorae populos contra, et Phaethonte perustos
Insano Aethiopas, et nigri Memnonis alas.
Tum pater Oceanus rursus sic ore locutus:
Coelicolae jam quaenam acies, quae castra videtis,
Discite nunc (neque enim sunt haec sine legibus arma)
Certandi leges, nequeant quas tendere contra.
Principio alterni reges in praelia mittunt
Quem pugnae numero ex omni elegere suorum.
Si niger arma ferens primus processit in aequor,
Continuo adversum semper se candidus offert,
Nec plures licet ire simul facto agmine in hostem.
Propositum cunctis unum, studium omnibus unum
Obsessos reges inimicae claudere gentis,
Ne quo impune queant fugere, atque instantia fata
Evitare, etenim capiunt ita praelia finem.
Haud tamen interea cuneis obstantibus ultro
Parcunt, sed citius quo regem sternere letho
Desertum evaleant, caedunt ferro obvia passim
Agmina. Rarescunt hic illic funere semper
Utraque castra novo, magis ac magis area belli
Picturata patet, sternuntque, caduntque vicissim.
Sed caedentem opus est sublati protinus hostis
Successisse loco, et conatus vindicis alae
Sustinuisse semel. Mox si vitaverit ictum,
Inde referre licet se in tutum praepete planta.
At pedites prohibent leges certaminis unos,
Cum semel exierint (facilis jactura) reverti.
Nec vero incessus cunctis bellantibus idem,
Pugnandive modus. Pedites in praelia euntes
Evaleant unam tantum transmittere sedem,
Inque hostem tendunt adversi, et limite recto.
Congressu tamen in primo fas longius ire,
Et duplicare gradus concessum. At cominus hostem
Cum feriunt, ictum obliquant, et vulnera furtim
Intentant semper lateri, cavaque ilia caedunt.
Sed gemini claudunt aciem qui hinc inde Elephanti,
Cum turres in bella gerunt, ac praelia miscent,
Recta fronte valent dextra, laevaque retroque
Ferre aditum contra, campumque impune per omnem
Proruere, ac totis passim dare funera castris.
Ne tamen obliquis occultent nixibus ictum,
Qui tantum mos concessus pugnantibus arcu
Dilectis Marti ante alios; nam semper uterque
Fertur in obliquum, spatiis nigrantibus alter,
Alter candenti semper se limite versat,
Directisque ineunt ambo fera bella sagittis:
Nec variare licet, quamvis fas ire per omnem
Hinc atque hinc campum, atque omnes percurrere sedes.
Insultat sonipes ferus, atque repugnat habenis.
Numquam continuo stipata per agmina ductu
Procurrit. Tantum sursum sese arduus effert
Semper, et in gyrum gressus magno impete lunat
Curvatos, duplicemque datur transmittere sedem.
Si nigrante prius campo expectaverit, album
Mox petere, et sedis semper mutare colorem
Lex jubet, ac certo semper se sistere saltu.
At regina furens animis pars optima belli
In frontem, in terga, ac dextram, laevamque movetur,
Itque iter obliquum, sed semper tramite recto
Procedit, neque enim curvato insurgere saltu
Cornipedum de more licet. Non terminus olli,
Nec cursus meta ulla datur. Quocunque libido
Impulerit, licet ire, modo ne ex agmine quisquam
Hostilive, suove aditus occludat eunti.
Nulli etenim super educto fas agmina saltu
Transiliisse. Equiti tantum haec concessa potestas.
Cautius arma movent gentis regnator uterque,
In quibus est omnis spes, ac fiducia belli.
Omnibus incolumi rege stat cernere ferro:
Sublato pugna excedunt, et castra relinquunt.
Ille adeo in bello captus secum omnia vertit.
Ergo haerens cunctatur, eum venerantur, et omnes
Agmine circumstant denso, mediumque tuentur.
Utque armis saepe eripiant, sua corpore bello
Objiciunt, mortemque optant pro rege pacisci.
Non illi studium feriendi, aut arma ciendi:
Se tegere est satis, atque instantia fata cavere.
Haud tamen obtulerit se quisquam impune propinquum
Obvius, ex omni nam summum parte nocendi
Jus habet. Ille quidem haud procurrere longius ausit:
Sed postquam auspiciis primis progressus ab aula
Mutavit sedes proprias, non amplius uno
Ulterius fas ire gradu, seu vulneret hostem,
Seu vim tela ferant nullam, atque innoxius erret.
Hic mos certandi, haec belli antiquissima jura.
Nunc aciem inter se certantes cernite utramque.
Sic ait: at quoniam, quoties fera bella fatigant
Mortales, Superi studiis diversa foventes
Ipsi etiam inter sese odiis bellantur iniquis,
Maximaque interdum toto ardent praelia caelo,
Juppiter omnipotens folio rex fatus ab alto,
Omnes abstinuisse jubet mortalibus armis:
Atque minis, ne quem foveant, perterret acerbis.
Tum Phoebum vocat intonsum, Atlantisque nepotem
Egregium, furto peperit quem candida Maia,
Insignes ambos facie, et florentibus annis.
Nondum Mercurius levibus talaria plantis
Addiderat: nondum Titania lumina agebat
Per liquidum curru gemmato Phoebus olympum,
Tantum humeros pharetra insignis, et crinibus aureis.
Hos pater adversis solos decernere jussit
Inter se studiis, et ludicra bella fovere,
Ac partes tutari ambas, quas vellet uterque.
Necnon proposuit victori praemia digna.
Dii magni sedere. Deum stat turba minorum
Circumfusa: cavent sed lege, et foedere pacto,
Ne quisquam voce, aut nutu ludentibus ausit
Praevisos monstrare ictus. Quem denique primum
Sors inferre aciem vocet, atque invadere Martem,
Quaesitum; primumque locum certaminis albo
Ductori tulit, ut quem vellet primus in hostem
Mitteret: id sane magni referre putabant.
Tum tacitus secum versat quem ducere contra
Conveniat, peditemque jubet procedere campum
In medium, qui reginam dirimebat ab hoste.
Ille gradus duplices superat: cui tum arbiter ater
Ipse etiam adversum recto de gente nigranti
Tramite agit peditem, atque jubet subsistere contra
Advenientem hostem, paribusque occurrere in armis.
Stant ergo adversis inter se frontibus ambo
In mediis campi spatiis, ac mutua tentant
Vulnera nequicquam; neque enim vis ulla nocendi est
Armigeris, tractu dum miscent praelia eodem.
Subsidio socii dextra, laevaque frequentes
Hinc atque hinc subeunt, late et loca milite complent.
Alternantque vices. Necdum tamen horrida miscent
Praelia, sed placidus mediis Mars ludit in armis,
Excursusque breves tentant, tutique tenent se.
Jamque pedes nigri rectoris, qui prior hostem
Contra iit, obliquum laeva clam strinxerat ensem,
Atque album e mediis peditem citus abstulit armis,
Illiusque locum arripuit praestantibus ausis
Ah miser ! instantem lateri non viderat hostem.
Ipse etiam cadit, et pugnas in morte relinquit.
Tum cautus fuscae regnator gentis ab aula
Subduxit sese media, penitusque repostis
Castrorum latebris extrema in fauce recondit,
Et peditum cuneis stipantibus abditus haesit.
Nec mora, surgit eques bellator laevus utrinque,
Et mediis hinc inde insultant coetibus ambo,
Alternique ruunt, et spargunt fata per hostes.
Sternuntur pedites passim miseranda juventus,
Quod nequeant revocare gradum: sonat ungula campo
In medio, et totis miscentur funera castris.
Dum vero peditum intentus Latonius heros
Caedibus instat atrox, equitemque per agmina versat
Vastatorem alae piceae, longe Arcada major
Ardor agit tacitis jamdudum invadere furtis
Magnum aliquid, peditumque ultro saepe obvia transit
Agmina, cornipedem ducens in praelia laevum,
Qui regi insidias tendens huc vertitur, atque huc,
Per mediosque hostes impune infrenis oberrat.
Constitit, optataque diu statione potitus
Lethum intentabat pariter regique, Elephantique,
Alae qui dextro cornu turritus in auras
Attollens caput ingenti se mole tenebat.
Delius ingemuit clauso succurrere regi
Admonitus. Namque indefensum in morte Elephantem
Linquere se videt, atque ambos non posse periclo
Eripere, et fatis urgeri cernit iniquis.
Cura prior sed enim est trepidum defendere regem,
Quem rapit in dextrum latus. At niger emicat ense
Stricto eques, et magnis Elephantem intercipit ausis,
Damnum ingens; neque enim est saevae post virginis arma
Bellantum numero ex omni magis utilis alter.
Non tamen impune evades, ait acer Apollo;
Et peditum cuneis, densaque indagine cingit.
Ille igitur trepidare metu, certique pericli
Frustra velle fugam, nam hinc fata minatur Amazon,
Inde obstat conserta phalanx. Tandem alius acto
Virginis ense cadit, pulchrae solatia mortis.
Aestuat alba cohors latere heu minus utilis uno,
Et magis atque magis furit acri accensa dolore.
Sicut ubi dextrum taurus certamine cornu
Amisit, dum se adverso fert pectore in hostem,
Saevior in pugnam ruit armos sanguine, et alte
Colla animosa lavans: gemitu omnis sylva remugit,
Talis erat facies, caesi post fata Elephantis,
Candentis turmae. Hinc furiis majoribus ardet
Phoebus, et ultrices hortatur in arma cohortes
In ferrum et caedes pronus, cupidusque nocendi,
Incautusque ambas perdit sine lege phalangas.
Dumque hostes pariter cernat procumbere victos,
Ipse suos morti indefensos objicit ultro.
Mercurius melior furto cunctatur, et haerens
Usque alium ex alio spectando praevidet ictum.
Saepe ille ex longo meditatus fata superbae
Reginae peditem perdendum cominus offert,
Dissimulatque dolos; mox poenitet, et trahit alto
Improbus, errorem fingens, suspiria corde.
Jamque sagittiferi e dextro spicula cornu
Virginis in latus albentis tendebat. Id hostis
Haud primum sensit, peditemque trahebat in atram
Laeva aciem rerum ignarus. Verum improba cladem
Et tantas Erycina Venus miserata ruinas,
Incauto juveni furtim tacito innuit ore,
Atque oculis (Phoebo nam forte adversa sedebat)
Nulla mora, ad nutus divae tremefactus Apollo
Constitit, atque oculis late agmina circumspexit,
Et subito insidias sensit, peditemque retraxit,
Quem contra impulerat dextra impiger. atque periclo
Reginam eripuit. Tum Maia Atlantide cretus
Littoreum caveae concessum vocibus implet,
Reginam captam ingeminans: fremit undique turba
Coelicolum studiis variis, seseque tuetur
Phoebus, et his alto fatur de littore verbis:
Quae porro invidia est dextram ludicra petenti
Praemia corrigere incautam, in meliusque referre,
Cum nec pacta vetent ? Quod si Maia sate posthac
Id sedet omnino prohiberi: lege caveto,
Quique prior fuerit digitis impulsus in hostem,
Sive albus, piceusve fuat, discrimine nullo
Ille eat, et dubii subeat discrimina Martis.
Dixit, et haec toto placuit sententia circo
Coelicolis. Venerem obtutu clam versus acerbo
Juppiter increpuit. Nec sensit filius Arcas.
Sed puer ingemuit labefactus corda dolore
Ingenti. Vix se tenuit quin ludicra castra,
Injectisque acies manibus confunderet ambas.
Tum secum statuit furtis certare, dolisque
Omnibus, ac totis fraudes innectere castris.
Jam tum igitur juvenem pharetratum in praelia ducens
Cornipedis simulare gradus jubet. Ocius ille
Emicat, atque albae reginae fata minatur.
Non Phoebum latuere doli. Subrisit, et ore
Versus ad astantes: Quamvis accommoda furtis
Mercurio sit dextra, inquit, fraudique, dolisque,
Callide Atlantiada, invigiles, haud me tamen ultra
Fallere erit: jamque improbe iniquam corrige dextram.
Spectantum cunei ingenti risere theatro,
Atque Arcas, veluti deceptus imagine falsa,
Summisit buxum concesso in praelia gressu
Arcum intendentem. Vigilat jam cautus Apollo
Fraudesque, insidiasque timens, occultaque furta.
Ille etenim persaepe, manu dum ducit in hostes
Alternam buxum, jus contra, et foedera pacta,
Implicitans celeres digitos, duo corpora bello
Objiciat simul, observet nisi providus hostis.
Jamque equitem contra nigrantem candidus arcum
Intendens sese opposuit pharetratus, et arcet
Reginae jugulo intentum. Tum dexter oberrat
Huc atque huc Elephas, niveisque exultat in armis.
Haeserat in medio, dominae, regique minatus
Albus eques ratus impune, et jam forte superbus
Nequicquam spoliorum animum pascebat amore.
Non tulit hanc speciem juvenis pharetrarus, et arcu
Contendit calamum, seseque immitit in hostem,
Fata licet pedes intentet, moriturus in armis
Insigni pro laude. Alvo mediae haesit arundo
Stridula, et ima chalybs descendit in ilia adactus.
Volvitur ille excussus humique, et calcibus auras
Verberat: in ventos vita indignata recessit.
Inde sagittiferurm sternit pedes: hunc pedes alter
Hostili de plebe necat: pugna aspera surgit.
Turribus occurrunt ingenti mole Elephanti,
Saeva pharetrigeri contendunt spicula nervis,
Quadrupedumque gemit bicolor sub verbere campus.
Incaluere animi parte ex utraque, et in armis
Concurrunt densi. Simul omnis copia gentis
Albaeque, piceaeque, duces, ambaeque phalanges,
Confusaeque acies magno certamine totis
Densantur campis. Virtus, fortunaque in unum
Conveniunt. Hi nunc victores agmina versa
Aequore agunt toto, versis referuntur habenis
Nunc iidem, variantque vices, et fluctuat omnis
Area bellorum: vasti velut aequoris undae
Si quando inter se recluso carcere saeva
Bella cient animosi Euri, vertuntque profundum
Ionio in magno, aut undisono Atlanteo,
Alternos volvunt procurva ad littora fluctus.
Ar medias acies inter crudescit Amazon
Candida, plena animis, multisque in millibus ardet.
Namque sagittiferum incursans, rediensque Elephantem
Nigrantes sternit. Dextra, laevaque per alas
Fulminat, atque manu spargens hastilia saevit.
Bellanti dant tela locum, retroque residunt
Hinc atque hinc inimicae acies: per tela, per hostes
Illa ruit pulchram in mortem, simul ultima tentat
Castra fugae fidens, animosque in bella viriles
Saeva gerit: penetrat cuneos, aperitque viam vi.
Tandem fusca cohors, nigrantisque arbiter alae
Ipse etiam arma suae trepidus, viresque, animosque
Virginis implorat. Nulla est mora, fervida Amazon
Emicat, atque ardens, paribus se sistit in armis.
Quem primum hasta, aut quem postremum bellica virgo
Demetis, aut quot humi candentia corpora linquis ?
Semianimes volvuntur equi niveique, nigrique,
Et peditum cunei, dilectaque pectora Marti
Aligera juvenes ineuntes bella sagitta.
Quis cladem fando illius, quis funera pugnae,
Prostratrosque duces speret se aequare canendo?
Sternitur omne solum buxo, atque miserrima caedes
Exoritur. Confusa inter sese agmina caedunt,
Implicitaeque ruunt albae, nigraeque phalanges.
Sternuntur pedites, et corpora quadrupedantum.
Nam versae inter se jactantes mutua tela
Foemineis ambae nituntur Amazones armis,
Usque adeo certae non cedere, donec in auras
Aut haec, aut illa effundat cum sanguine multo
Saevam animam, sola linquentes praelia morte.
Interea amborum populorum rector uterque
Captivos hostes, et victa cadavera bello
Carcere servabant castris vicina, caventes
Ne capti semel, aut obita jam morte jacentes
In vitam revocati iterum certamina inirent.
At lateri innixus Phoebeo Threicius Mars
Junctus amicitia puero Arcadi, si quid amico
Fata sinant prodesse, animum per cuncta volutat,
Observatque omnes casus: tum corpora bina
Capta, pharetratum juvenem, peditemque nigrantes
Coetibus e functis jam vita, atque aethere cassis
Surripit, et castris rursum clam immitit apertis.
Ergo iterum gemini captivi praelia inibant,
Miscebantque manus animosi, atque arma ferebant.
Haud secus (ut perhibent) cum Colchis nacta cadaver
Aut virgo Massilla recens, cantuque triformem
Saepe ciens Hecaten, ac magni numina Ditis,
Falsam animam insinuat membris, aurasque loquaces,
Continuo erigitur corpus, loquiturque, videtque,
Et vivos inter fruitur coelestibus auris.
Non tulit indignum facinus Junonia proles
Mulciber (ille dolum solus depraendit) et ore
Inclamat, Phoebumque monet. Thrax palluit heros
Depraensus. Phoebo exarsit dolor ossibus ingens.
Tum Marti pater omnipotens iratus iniqua
Praesidia abduci, atque indebita corpora bello
Protinus e castris jubet, atque retexere falsos
Hinc atque inde ictus, et cuncta in pristina reddit.
Jamque duces furiis ambo majoribus instant,
Reginasque ambas conversa per agmina mittunt.
Caede madent illae, toto aequore fata serentes.
Considunt tandem observae, regesque tuentur,
Quaeque suum. Ecce autem bellatrix agminis albi
A tergo ferro invasit, stravitque nigrantem
Ignaram. Verum ipsa etiam cadit icta sagitta
Ah misera, et spoliis haud longum exultat opimis.
Convertere oculos ambae hinc atque inde cohortes,
Atque acies lacrymis, et foemineo ululatu
Ambas incubuisse putes, dum funera ducunt.
Tum reges moestos ipsa ad praetoria densi
Agglomerant sese circum: timor omnibus idem
Incumbit: par tempestas, par hausit utrosque
Diluvium populos, et sunt sua funera cuique.
Haud prorsus tamen ambobus defecerat omne
Robur. Opes restant, et adhuc intacta juventus,
Tres pedites tibi, Phoebe, sagittifer alter, et ingens
Bellua turrito dorso. Totidemque tibi, Arcas,
Excepto Elephante, alta qui nuper in aula
Pace fruens cecidit positis inglorius armis,
Eminus aligera percussus arundine pectus.
Sed dexter tibi restat eques imperditus. Hausit
Caetera bellantum Mars impius agmina, bellique
Alea, florentes et desolaverat aulas.
At Cyllenaeo juveni spes occidit omnis.
Aestuat amissae gentis memor, et suspirat
Heroas magnos tot fato corpora functa.
Non tamen excedit pugna. Fracta agmina bello
Relliquias tenues immitis Apollinis astu
Cautior in pugnam mittit, post funera tanta
Si qua fata sinant gentis sarcire ruinas.
It nigrum campis agmen. Stat ubique morari,
Fortunamque omnem tentare, aditusque nocendi.
Exultat contra non aequo praelia motu
Cynthius invadens. Facies indigna cohortum,
Heu facies miseranda ducum ! Raro agmine aperta
Castra patent laete, viduatae et civibus aulae.
Moerebant vacuis thalamis regnator uterque
Jamdudum exosi sine conjuge taedia lecti.
Primus amor maneat quamvis immotus utrisque,
Sors tamen ad nova conjugia, atque novos hymenaeos
Flectit iniqua. Igitur primum rex agminis albi
Reginae comites olim, fidasque ministras
Regali invitat thalamo, quae funera moestae
Post fera bellatricis herae tela irrita bello
Jactabant acies inter, cuneosque nigrantes
Oppetere amissae dominae pro caede paratae.
Sed prius explorare ausus sedet, atque viriles
Cunctarum spectare animos, ut digna cubile
Intret. In hostiles sedes, atque ultima castra
Hortaturque, jubetque, supremam apprendere metam.
Nulli fas etenim regis sperare cubile
(Pacta vetant) nisi quae per tela invecta, per hostes
Transactis spatiis cunctis impune suprema
Attigerit prius adversi penetralia regis.
Arrexere animos famulae, pariterque per hostes
Limitibus properant rectis. Tamen ocyor anteit
Tertia, quam dextro ducebat semita cornu
Exultatque, agitatque, animo connubia regis.
Nam comites spe sublapsa cessere volentes.
Illa volat coeptis immanibus. Addidit alas
Gloria praepetibus plantis, et plurima merces.
Nulla obstat mora. Nec facinus prohibere tyranno
Cura nigro est, novaque ipse etiam connubia tentat,
Et vacuis thalamis alias inducere nuptas.
Ergo iter alternae accelerant, famulamque sinistram
Quarto limine agit, saltu sed tardior uno
Parrhasius juvenis. Jamque imperterrita virgo
Candida, facta potens voti, penetraverat omnes
Sedes, atque alacris meta consederat alta.
Tum rector jubet afferri sellamque, tiaramque
Extinctae ornatus, necnon fulgentia sceptra,
Dignaturque toro meritam, optatisque hymenaeis.
Gaudet cana cohors, insultatque eminus atrae.
Haud lacrymas cohibet Maia satus, aethera voce
Incessens, pictosque a pectore rupit amictus.
Nigranti famulae tantum gradus unus ad ipsam
Restabat metam ah miserae, sed limite recto
Turritus fera fata Elephas impune minatur
Insurgens, si supremam contingere sedem
Audeat, et toto castra obsidet ultima tractu,
Et pavidam observans extremis sedibus arcet.
Interea nova regali dignata virago
Connubio exultans, toto dat funera campo.
Illam tollit honos novus, et fortuna tumentem.
Fulminis in morem ruit, atque nigrantia saevit
Castra per, et sedes, ac sidera territat armis.
Horrescunt faciem invisam nigra agmina crudae
Virginis, atque imae exoptant telluris hiatus.
Diffugiunt trepidi vasto irrumpente fragore
Hoste, metuque omnes acti glomerantur in unum
Aulai in medio juxta latera ardua regis.
Haud secus alta boves sparsae per pascua quondam,
Ut sensere lupum venientem, protinus omnes
Conveniunt trepidae, et fortem facto agmine taurum
Ductorem armenti implorant, ipsique propinquant
Certatim inter se trudentes cornua rauco
Murmure: mugitu longe nemora alta resultant.
At regina furens trepidos toto agmine victrix
Impingens in terga, ipsique ante omnia regi
Fata parans, pugnas alta ad praetoria miscet.
Nunc ruit huc, nunc huc, tunc et, nisi laeva fuisset
Mens illi, poterat candentem invadere sedem
Limite in obliquum quarto, et concludere fauces.
Ultimus ille labor regi, gentique fuisset
Nigranti, et fatis Arcas lugeret iniquis.
Nempe erat hinc lethi facilis via in ilia regis,
Nec poterat quisquam se tantae opponere cladi.
Sensit Atlantiades tacitus, dubioque tremebant
Corda metu: accelerare hostem jubet improbus, ictum
Ne videat, verbisque rapit per inania mentem,
Castigatque moras: Adeon' juvat usque morari,
Nec pudor est ? quae tanta animis ignavia ? sic nos
Increpitas semper cunctantes impiger ipse ?
His actus, peditem imprudens dum captat Apollo
Praeteriit fortunam: alacer vocem extulit astris
Laetitia exiliens Cyllenius. Inde periclo
Regem ipsum eripiens opponit Amazonis armis
Haud invitum equitem, qui saevos arceat ictus.
Tum secum meditans candenti lethum Elephanti,
Qui meta arcebat famulam, ne regis iniret
Concessos thalamos, curvato perculit arcu.
Concidit, atque ictu tellurem bellua vasto
Pulsavit moriens, dum regi intentat Apollo
Nequicquam exitium. Tum metam impune ministra
Nigra tenet (nec Phoebus obest) tam regia conjux.
Jamque alacres paribus certamina viribus ambo
Rursum ineunt, nuptasque ferunt in bella secundas.
Tum, quanquam ambiguae spes sint, incertaque belli
Alea adhuc, tamen, ac si palmae certus, et omne
Discrimen positus sit supra, gaudia ficto
Ore puer Maiae simulat, verbisque superbit
Improbus insultans, astus genus, et sua creber
Vocibus extollens, albae premit arma cohortis.
Quem sic depraensa juvenis Latonius arte
Increpitat: nondum extremam dubio ultima bello
Imposuit fortuna manum, et jam voce superbis.
Proinde mihi insulta, et tumidis reple omnia verbis,
Certa tuum annuerit tibi cum victoria Martem.
Sed jam nulla mora est. Tua nunc nunc irrita saxo
Dicta manu. Haec fatus reginam hortatur in hostes.
Continuo exoritur magnum certamen, et ingens
Hinc atque hinc rabies, dum fixum vincere utrisque.
Audentes in tela ruunt. Stat multus ubique
Terror, ubique pavor, mortisque simillima imago.
Nituntur cuncti adversi, seseque viro vir
Obtulit. Invigilant castris avertere pestem
Quisque suis, hostemque fugant, hostiliaque ipsi
Castra petunt, variantque vices, fortunaque ludit
Spe cupidos, et corda morae impatientia torquet.
Funera spargebat fuscae regina cohortis
Per medias animosa acies. Non aemula contra
Opposuit sese virgo, sed calle per hostes
Secreto interea regis tendebat ad alta
Limina. Dein subito captis custodibus arcis
Irruit, atque aditus irrumpens obsidet aulam,
Intentatque necem regi. Tum nigra virago,
Postquam altis vidit canam in penetralibus hostem,
Caede madens strages cito linquit, et imperfecta
Funera, et acta pedem retro exanimata repressit,
Nec timuit mediam se certae opponere morti;
Et patriae, et trepido properans succurrere regi.
Hic aliud maius Phoebo, graviusque dolendum
Objicitur. Nam cornipedem Cyllenius atrum
Huc illuc agitans campo insultabat aperto.
Ardet equus, saltuque furit. Nec destitit ausis
Donec reginae pariter, regique minatus
Optatam tenuit sedem, exitioque futurus
Aut huic aut illi nigrantibus obstitit armis.
Ut vidit, tristi turbatus pectus Apollo
Ingemuit, largusque genis non defuit humor.
Et jam jam labi, atque retro sublapsa referri
Spes omnis, fluxae vires, aversa deum mens.
Arcas successu exultans, ac munere divum
Laetus, ovansque animum, vocemque ad sidera tollit,
Et tandem rediit vigor in praecordia victo.
Protinus inclusam feriens sub Tartara mittit
Reginam, et spoliis potitur non segnis opimis.
Tantum olli bellator equus cadit ilia fossus
Ultoris ferro regis. Nondum tamen expes
Phoebus abit, sed pugnat adhuc, atque agminis albi
Relliquiae pedites duo, et arcu insignis eburno
Martis amor juvenis nequicquam bella lacessunt.
Audentes facit amissae spes lapsa salutis,
Succurruntque duci labenti in funera: sed non
Talibus auxiliis, nec defensoribus istis
Tempus eget. Toto Maia satus aequore saevit.
Instat vi multa nigra virgo, septaque regis
Circuit, excidium intentans, hac perfurit, atque hac,
Nec requievit enim, donec certamine iniquo
Relliquias gentis candentis, et ultima bello
Auxilia absumpsit. Medio rex aequore inermis
Constitit amissis sociis, velut aethere in alto
Expulit ardentes flammas ubi lutea bigis
Luciferis Aurora, tuus pulcherrimus ignis
Lucet adhuc, Venus, et coelo mox ultimus exit.
Nulla salus illi superat, spes nulla salutis,
Non tamen excedit victus, sed claudere sese
Hostiles inter cuneos impune per enses
Actus avet, donec nusquam spatia illa supersint
Effugiis. Nam si nemo illi fata minetur,
Nec superet sedes, quam impune capessere possit,
Nil tantorum operum impensis foret omnibus actum,
Sed labor effusus frustra, viresque fuissent,
Nec titulos quisquam, aut victoris nomen haberet.
Ergo per vacuas sedes, desertaque castra
Nunc huc, rursum illuc incertos implicat orbes
Diffugiens. Niger insequitur rex aequore toto,
Atque fugae semper spatiumque, abitumque relinquit.
Post ubi supremo tendentem limite gressum
Vidit, reginam sedes servare secundas
Jussit, ab angustis ne se ille abducere posset
Ordinibus, tantumque fugae misero ultima restat
Linea. Tum sese contra niger aemulus infert
Dux gentis propriore gradu, sedes tamen una
Alterum ab alterius contactu summovet usque.
Ut vero contra exultantem victus, et expes
Constitit invitus, fortunam nacta virago
Extremam insiliit sedem, totoque minatur
Limite, nec misero restat locus amplius usquam.
Tandem illum surgens virgo crudelis in ensem
Immolat, et finem imposuit sors aspera pugnae
Ingenti Superum plausu, et clamore secundo.
Victor Atlantiades exultat littore toto
Improbus, et victo insultat, ridetque dolentem:
Quem Pater omnipotens ad se vocat, et dat habere
Felicem virgam, qua puras evocet umbras
Pallenti Styge, ut infectum scelus eluit ignis,
Quaque Erebo damnet sontes, et carcere caeco,
Detque, adimatque oculis somnos, et funere in ipso
Lumina lethaeo claudat perfusa sopore.
Mox vero gratum ludum mortalibus ipse
Ostendit deus, et morem certaminis hujus
Italiae primum docuit celebrare colonos.
Namque olim, ut perhibent, dilectam Scacchida, qua non
Inter Seriadas praestantior altera Nymphas,
Compressit ripa errantem, et nil tale putantem,
Dum pascit niveos herbosa ad flumina olores.
Tum bicolorem illi buxum dedit, atque pudoris
Amissi pretium vario ordine picturatam,
Argentique, aurique gravem tabulam addidit, usumque
Edocuit. Nymphaeque etiam nunc servat honorem,
Et nomen ludus, celebrat quem maxima Roma,
Extremaeque hominum diversa ad littore gentes.
Omnia quae puero quondam mihi ferre solebant
Seriades, patrii canerem dum ad flumina Serii.
FINIS.

Traducción al inglés en Comentarios

Reloj de arena

Por Jorge Luis Borges

La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento

Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio,
Del polvo, del azar y de la nada.

La rosa profunda

Por Jorge Luis Borges

El tiempo juega un ajedrez sin pieza
en el patio. El crujido de una rama
Rasga la noche. Fuera, la llanura
Leguas de polvo y sueño desparrama.

Trilce XXV:

Por César Vallejo

Alfan alfiles a adherirse
a las junturas, al fondo, a los testuces,
al sobrelecho de los numeradores a pie.

GAMBITO DE REY

Rodolfo Hinostroza (1971)

Y continué P4AR
"Jugada peligrosa", dijo el Maestro, "de la escuela romántica. Andersen
sale así en La Inmortal. Cuide Ud. 4T y tal vez haga tablas"

Y salieron mis escuadras imprecisas
transparente mediosueño bajo el canto del pájaro campana
y el árbol que todo lo sabe desplegando sentencias en románicas. PxP
aceptó el Negro. Y yo C3AR.

Y por entonces la Realidad era
una impetuosa fantasmagoría / cierto impulso
en la materia del ánima humana la conduce a negar el pasado.
"Eh!", insistí otra vez "Cómo voy a seguir?
Qué decir de la Historia si es licencia poética
decir que se repite, que el incesante error
de los vencidos se repite, que el Poder del Imperio se repite?"
Algo hay, yo te diré
que te conduce a afirmar el pasado y a repetir un acto equivocado
para sentir que existes /porque eres desdichado por ejemplo/
y es inútil el acto, pero no obstante obligado
de repetir, pudiera ser que en el siguiente ciclo se abran las puertas de la justicia
o de la paz

Ah! Esa repetición spengleriana! /Espanto lúdico
perdido en sus orígenes.
Gigantesca esfera de leyes implacables
Nunca nadie jugó dos partidas iguales: así creer
en la repetición histórica es. pura necedad. Mira bien:
ahora el Negro
llevará el Alfil a 2R, y esa es
Defensa Cunningham
de largas consecuencias.
-Supuse que volviendo
agradaría a todos si es que hablaba de amor y alegría
aunque malditas las ganas que me quedaban, pero aquí
huyen
del melancólico como del apestado en el s. XIV
y todo se ha perdido, aunque haya bautizado este regreso
con un sonoro nombre griego: NOSTOS
Extraño
en
Ecbatana, como dice
Mc Leish. Adiós, culeados sueños, adiós tu pulso, tallador de brillantes
el regreso no significa nada, la miserable comunión de los cielos
con cualquier otra cosa jamás se ha producido, y hay algo
que acelera la fuerza de las cosas: una quieta barbarie de los tuyos
oculta entre palabras y unos gestos ambiguos. Nostos:
destierro del amor. Adiós gran árbol que ibas a florecer y te quemaste;
adiós frutas enanas, parábola de Anteo, cte. que las gentes
echan tierra a tus ojos, y esa es toda la tierra que te han dado.
Cuídate del ridículo.
Cuídate del epíteto.
Cuídate de la verdad en boca de los niños.
"Audacia, más audacia, siempre audacia", recordé
haciendo A4AD. El Maestro insistió.- "4T está desamparada".
Y se siguieron una serie de golpes:
su A5T jaque (+) mi CxA y el suyo DxC y nuevamente jaque.
Así llegó la hora de velar al gran amor. Los manjares del banquete nupcial
sirvieron para el banquete de difuntos Hamlet, act 1, viceversa, y grité. "Eh? Quién
ha muerto? En esta casa no se muere nadie! Es la casa del amor, del olvido, de la
re-conciliación! "Eso dije y los pájaros picotearon mis rifíones y creo que el
pórtico de una casa en mi espíritu se derrumbó crujiendo como el hueso de un ave.
El Maestro
salmodiaba en un tablero lejano: "Hablemos de dialéctica
viviente, o alquimia del espíritu, como se llamaba
hace 8 siglos.- una fuerza que se opone a otra fuerza
actúa sobre la contradicción del enemigo. Enroque Ud.
consolídese/conózcase a sí mismo/no juegue ningún rol
sea Ud. todas las piezas del tablero/sienta la amputación
de un miembro cuando cae un peón. Un Yo compacto, un Yo
visible, si no revierte sobre la propia Historia es un poder desperdiciado, una pura
metáfora hedonista. Observe Ud. la armonía
de la Defensa India del Rey".
Pero quieren decirme de qué juego me hablan?
Los últimos cisnes cantaron con horribles aullidos de castrati.
Una mano indecisa sacrificó el P en 3C, y PxP, la
rápida respuesta D2R, y el Negro
siguió P7C, jaque descubierto.
Y todo fue arriesgado
y todo fue perdido.
Así ellos los audaces sobre un punto de una esfera bruñida
quisieron encender lo que se dice el fuego incorruptible.
Pero no hubo movimientos alados, ni ayuda, ni piedad.
Oh
descomedidos campesinos! Ah, las brutales manadas de los satisfechos
que imaginan tomar parte en el banquete! Mala peste al país
que abandona a sus héroes, que caen como una estampa bíblica
con la sal en el rostro.

Y un hombre
se apoya contra un árbol, disponiéndose a acabar su vida con dignidad:
escucha: K.550 entre el murmullo de las ametralladoras
el minuet se enfrenta al infinito
sabiendo de antemano que será derrotado
y así fue el canto
de la revolución, amor, amor.
Así pues
devoraron bellotas
haciendo lo que se llama el recuento de muertos.
Y siguió mi fatal R1D y el PxT coronando
abrió la persecución implacable
crucé
mi D en 1A.
"Sabes lo que jugamos?" preguntó el Negro
"Qué?" dije estúpidamente. "Tu fe. Y tu futuro."
Utopía se cae, se cae.
Los sueños ruedan a las alcantarillas
ángeles incoloros vagan
sin ruta y sin objeto entre las agujas de los templos
ruedas ardientes giran con los descabezados
Mi escuadra!

Mi orgullosa escuadra!
Mi querido Yo Mismo!
Entre la música de los escupitajos y los murmullos de los paterfamiliae.
D5C (+). Una fangosa eternidad de espera; luego
el lento movimiento al A2R. Y DTXD
"Mate!" aulló el Negro
derribando las sillas escarlata. / Act. V. Telón/
La implacable esfera
las leyes implacables. 64 escaques
y el universo se comba sobre sí mismo. No hay afuera,
no hay
escape hacia otra dimensión donde todo esto sea
la historia del reptil, la historia del anfibio, la pura prehistoria.
"Pero vuelva a jugar" dijo el Maestro "una partida
es sólo una partida. La especie humana
persiste en el error, hasta que sale
una incesante aurora
fuera del círculo mágico".
Entonces
a la partida siguiente
jugué en 3) A5C.
"¿Ruy López?" observó el Maestro
"Usted aprende".

Primer Movimiento piezas negras

1 ...P4R

Un espejo mi movimiento
y también respuesta es
a tu insensato atrevimiento

El que ligero navegar pretende
ni a vientos contrarios confiado
darse a la vela debe ni osado
arte y ciencia presumir que entiende.

También quien al Helicón asciende
si a la décima musa no ha implorado
en jaque mortal e inesperado
un cetro verá cómo desciende

Pues el aviso alejandrino atiende:
sirenas, Circe y de Alcinoo el Estado,
el Hades, los cíclopes, son lo logrado;
regresar no, si esto se entiende:

Ítaca inicio es, no fin para el viajero;
matar al rey: causa, origen, sendero

Primer movimiento de piezas blancas

1. P4R

Solitario por valiente
siciliano avanza el peón
descarado hacia el frente

Estancado torpe en triste puerto
sin una sola Musa que a mi vera
triture de mi mente la ceguera
o cuanto menos me deje tuerto

Esqueleto estoy de miedo muerto;
soneto: sólo te pido por mi espera
una semilla donde el verso creciera
no sea que muera este triste huerto

Ríase el que en este entuerto
espinoso, retador me metiera
tomaré mi venganza en calavera
oronda por mi futuro acierto

Mar, vientos veo por fin y me alejo
costa yerma, esperando un reflejo

Un soneto me manda hacer Violante;
en mi vida me he visto en tal aprieto,
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando, van los tres adelante.

Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy en la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando
y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aún sospecho
que estoy los trece versos acabando,
contad si son catorce, y está hecho".

sábado, 30 de junio de 2007

UNA PARTIDA DE AJEDREZ

Por T.S.ELIOT

La Silla en que estaba sentada, como un bruñido trono,
se reflejaba en el mármol, donde el espejo
sostenido por columnas labradas con pámpanos y racimos
entre los que un dorado Cupido atisbaba
(otro escondía sus ojos detrás del ala)
duplicaba las llamas de candelabros de siete brazos
arrojando luz sobre la mesa mientras
el centelleo de sus joyas, derramándose en rica profusión
desde estuches de raso, subía a su encuentro;
en frascos de marfil y cristal coloreado
abiertos, acechaban sus extraños perfumes sintéticos,
en ungüentos, en polvo, o líquido, turbaban, confundían
y ahogaban los sentidos en fragancias; agitados por el aire
que se renovaba desde la ventana, ascendían
engrosando las alargadas llamas de las velas,
lanzando su humo hacia la laqueria,
agitando el dibujo del artesonado.
Enormes leños de un naufragio tachonados de cobre
ardían en verde y naranja, enmarcados por la piedra coloreada,
en cuya triste luz nadaba un delfín cincelado.
Sobre el antiguo manto de la chimenea se exponía,
como si una ventana diera sobre la selvática escena,
la metamorfosis de Filomela, por el bárbaro rey
tan rudamente forzada; sin embargo allí el ruiseñor
henchía todo el desierto con inviolable voz
y ella seguía gimiendo, y el mundo siguen aun,
“yag yag” a sucios oídos.
Y otros ajados muñones de tiempo
se narraban en las paredes; formas atónitas
asomaban, inclinándose, silenciando el cuarto encerrado.
Por la escalera se arrastraban pasos.
A la luz del fuego, bajo el cepillo, sus cabellos
se abrían en puntas de fuego
encendidos en palabras, luego se aquietaron en feroz calma.

“Estoy mal de los nervios esta noche. Sí, mal. Quédate conmigo.
Háblame. ¿Por qué no hablas nunca? Habla.
¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué?
Nunca sé en qué piensas. Piensa.”

Pienso que estamos en el callejón de las ratas
donde los muertos perdieron sus huesos.

“¿Qué ruido es ése?”
El viento bajo la puerta.
“¿Qué ruido es ése ahora? ¿Qué hace el viento?”
Nada, otra vez nada.


“¿No
sabes nada? ¿No ves nada? ¿No recuerdas

nada?


Recuerdo
perlas son éstas que fueron sus ojos.
“¿Estás vivo, o no? ¿No tienes nada en la cabeza?”

Pero

Oh Oh Oh Oh ese Shakesperian Rag...
Es tan elegante
Tan inteligente
“¿Qué haré ahora? ¿Qué haré?
Saldré como estoy, y me pasearé por la calle
con el pelo suelto, así. ¿Qué haremos mañana?
¿Qué haremos nunca?”
El agua caliente a las diez.
Y si llueve, un coche cerrado a las cuatro.
Y jugaremos una partida de ajedrez,
apretando ojos sin párpados y esperando un golpe en la puerta.

Cuando el marido de Lil fue desmovilizado, dije...
Sin medir mis palabras, yo misma se lo dije a ella,
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
ahora que Albert vuelve, procura estar un poco a la moda.
Querrá saber qué has hecho con ese dinero que te dio
para ponerte algunos dientes. Te lo dio, yo estaba allí.
Sácatelos todos, Lil, y hazte una linda dentadura,
Te dijo, lo juro, no soporto verte así.
Ni yo tampoco, dije, y piensa en el pobre Albert,
ha estado cuatro años en el ejército, necesita diversión,
y si no se la das tú, otras lo harán, le dije.
Oh, ¿es eso?, dijo ella. Algo así, le dije.
Entonces sabré a quién agradecérselo, dijo ella, y me miró fijo.
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS

Si no te convence haz como quieras, le dije.
Otras pueden elegir si tú no puedes.
Pero si Albert se larga no será porque no te lo avisaron.
Deberías avergonzarte, le dije, de parecer tan anticuada.
(Y sólo tienes treinta y uno)
No puedo remediarlo, dijo ella, poniendo cara larga,
con esas píldoras que tomé para abortar.
(Ya con cinco, y casi muere a causa del pequeño George.)
El farmacéutico dijo que todo andaría bien, pero no fui más la misma.
Eres una gran tonta, le dije.
Bueno, si Albert no te deja tranquila, es tu problema, le dije,
¿por qué te casaste si no quieres hijos?
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
Bueno, ese domingo Albert ya estaba en casa, y tenían
jamón ahumado caliente,
y me invitaron a cenar, para que apreciara que belleza el
jamón caliente ...
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
APURENSE POR FAVOR QUE CERRAMOS
...asnoches Hill. ...asnoches Lou. ...asnoches May. ...asnoches.
Gracias gracias. ...asnoches. ...asnoches.
Buenas noches, señoras, buenas noches, dulces señoras, buenas noches, buenas noches.


de La tierra baldía (1922)
(traducción de Alberto Girri)
Original en sección de comentarios

Jaque

Por Teodoro R. Frejtman

Fue un tablero aquél, tu amor, y la jugada
fue la vida que perdí por un momento .
Me encerraste entre torres escarpadas
y acostado por corceles de desprecio
batallé como un rey enardecido
pero el jaque estaba dado...
... y caí muerto.

Ajedrez

Por José Rincón

Dos ejércitos gemelos
que luchan sin cuartel
sobre el angosto paso de un tablero.
Sesenta y cuatro casillas,
blancas y negras,
para treinta y dos fichas.
Peones tranquilos
tras los que se esconden
inquietos guerreros.
Peones pasados y unidos
presagian graves peligros.
Peones coronados,
metamorfosis letal.
Caballos diabólicos
buscan dobles amenazas.
Alfiles suicidas
lanzan como dragones
sus llamaradas mortales.
Torres dobladas
imponen un terrible bloqueo.
Damas atacadas
y damas destructivas.
Reyes que defienden
y reyes que se rinden.
Jaques y jaques mate.
Mates evitables,
mates evitados,
mates conocidos,
mates olvidados.
Tablas por ahogado.
Movimientos rutinarios
y combinaciones sorprendentes.
Parejas de alfiles que no sirven.
Peones doblados que vencen.
Piezas que se ganan,
partidas que se pierden.
Celadas...
El ajedrez es tan lógico
que se vuelve mágico.

Castle...

By Hao Wang

Castle,
Big and powerful,
Checking, crossing, fighting,
It's going to checkmate me,
Rook.

Dircurso Divino

Por Martín Lutero

En sus DISCURSOS DIVINOS escribió un pasaje místico sobre el ajedrez.

El ajedrez no es para “jugar”.
Es para Saber
y para Hacer
y para Cambiar
y para Luchar

El caballo

Un caballo de mármol ardiente
con panales de espuma y con miedos de hierba
en la boca, las orejas atentas oyendo
vibraciones extrañas al hombre,
sus patas como el cuello de las fuentes.
Y mariposas en la sangre,
y mariposas en el belfo,
con una prisa en el hocico.
Y su cola se abre como una campana
en el aire y sus crines lloviendo
como blancos otoños.
Un caballo que olvida la tierra.

Un caballo que tiene una hoja del mar
en el cuerpo, una hiedra sensual
que hunde su serpiente en el oído
y el caballo se va revolcando,
ovillando, extendido, cayendo rocío
del olfato llameante, oh árbol animal,
se va, se va en un himno,
en la pradera del cristal,
se va oliendo la luz, la alegría,
levantando su nave gloriosa, salvaje,
solitario, sin puente, orgulloso,
y sus huellas se quedan llamándolo.

Ya no vuelve, no vuelve,
ya pasea en un viejo jardín olvidado,
en un bosque de fuentes,
entre ciervos de lluvias saltando,
donde pide su cuerpo el espejo,
donde busca la risa sus labios.
Ya la luna le muestra raros
mapas de sueño y se queda
sin muerte en un prado.

viernes, 29 de junio de 2007

Arcano Ajedrez

Por Allan Zuñiga Brenes

se ha iniciado el juego con la más
acérrima intención,
cada jugador pendiente está de los
movimientos del otro, absoluta atención
se olvidaron del entorno, del tiempo
de la vida, de la muerte
y del reloj.

no interrumpe el trueno
tampoco la lluvia
en este tan antiguo juego,
juego de caballeros,
de batallas, de espadas,
de honores, de sacrificios.

regem regina vicit

poco a poco, los abrumados jugadores
caen en esa invisible atmósfera,
esa mágica atmósfera
que solo ellos conocen
que brota del silencioso tablero
en ese singular juego
juégalo tú alguna vez,
su nombre es ajedrez.

jueves, 28 de junio de 2007

Ajedrez Und Schach

Por Ramírez Villegas Ari Ben

El maestro que sepa mover al caballo,
Que no pretenda jugar con alfiles,
Mejor que mueva a este, como un rallo,
Y que la pieza no arda como los candiles.

El rey cena en un final a los peones,
¿Cuándo jugará con las torres?,
Este final llegará hasta en eones,
Pero ese final, no lo borres.

¿Qué es el ajedrez sino piezas talladas?,
Es un gran juego en realidad,
Donde las combinaciones son halladas,
Y las piezas juegan con solidaridad.

Las piezas se mueven sobre un tablero,
Relinchando los grandes caballos,
Estrujando al piso las enormes torres,
Y luciéndose esa dama junto a su rey.

Y entonces llega el maestro Karpov,
se sienta en su silla frente al tablero,
llega el campeón Kasparov,
comienza el match entre campeones,
Karpov juega con sabiduría,
Kasparov nos deslumbra con sus combinaciones,
demostrando toda la experiencia y teoría,
Que levantan nuestras emociones.

El maestro Anand juega en la India,
con él compite en maestro Ivanchuk,
y entre juegos Anand, con el lidia,
Por las partidas que ambos disputan.

La maestra Judith Polgar muy inteligente juega,
quien con ella compite Susan, su hermana,
y ella, las tablas le ruega,
ya que no desea jugar esa partida vana,
Kasparov vence a Judith quien gana torneos,
Le demuestra sabiduría y análisis.

Lasker toma la partida contra Capablanca,
y amos juegan una buena apertura,
el juego es cerrado, parece una tranca,
pero ambos mantienen la cordura,
y el maestro Lasker se arranca
a jugar la combinación que perdura,
Capablanca no se rinde ante la presión,
Lasker tiene una partida en la bolsa
y el maestro juega con gran emoción,
Raúl parece solitario en el mar con una balsa,
Porque sus piezas ya no le dan atención.

Después de unas horas Capablanca descubre,
Lasker no parece que se precipita,
el maestro Raúl ataca a sus piezas y las cubre,
para que Lasker no las mueva de su lugar,
Capablanca Remata la partida,
y triste, Emanuelle regresa a su hogar.

Pero cómo juegan los grandes maestros,
Espero que esa sabiduría,
Los haga de los nuestros,
Para que pensáramos como ellos, quién diría.

El ajedrez es como una nube,
Hay veces que se deshace y desaparece,
Llega al aire y de ahí sube,
Ya que de fuerzas no carece.

No sabemos como ganar una partida
No hay método que garantice la ganancia,
Es la victoria larga y difícil como la vida,
Pero hay que tener un poco de perseverancia.

Que el alfil juegue,
las torres cierren columnas,
los caballos resuenen,
sus bellas herraduras,
que los reyes cenen,
Los peones que les sirvan.

Aquel que diga que el ajedrez aburre,
no sabe que es el maravilloso juego,
y no nos importa lo que susurre,
y su desconcéntrico ego,
esa persona a la ayuda acurre,
ya que jugar debe saber,
Para no ser como todos los que no juegan ajedrez.


El maestro Alekhine remata la partida,
mientras las piezas enemigas,
se preparan para la huida,
corren por el tablero como hormigas,
y el enemigo los problemas anida,
crecen los problemas y matan a las piezas,
el rey solo, se prepara para la caída,
y el rey se rinde.

Que partida de ajedrez tan bella dicen todos,
el enemigo, las negras, perdieron vergonzosamente,
Pero, ¿para criticar la partida de los demás, quiénes somos?
Ya que el maestro juega muy inteligentemente.

El ajedrez es una arte,
jugarlo ayuda a la paciencia,
como el maestro que puede evaluarte,
Del gran juego-ciencia.

Que nos salve Caissa diosa del ajedrez,
O que lo haga Traha,
Pero que la victoria no se escape como un pez,
Pero que no se nos esconda como la paja.

Salta el caballo de plata al centro,
el rey enemigo se enroca,
el caballo llega hacia adentro,
Refuerza la defensa como una roca.

Las torres se ponen en acción,
los alfiles atacan varias casillas,
los peones juegan con ambición,
parece que recorren millas,
y el enemigo se pone en presión,
Por las poderosas horquillas.

Entonces el rey cae del tablero,
el enemigo le grita esto:
si te calificasen por el juego, tendrías cero,
Él arroja sus esperanzas al cesto,
y le dicen al ganador, eso mero,
Así se juega, olvídate del resto.

Atrévase a ganar el juego,
Ya que poder sacar ventajas es complicado,
Pero las celadas déjelas para luego,
Ya que las ventajas se han sacado.

Los caballos despostillan el tablero,
Las torres encierran al rey,
Pero no rematan al monarca nunca,
Eso ya parece una ley,
Como la moneda que se trunca,
O la dulzura de la fruta del mamey.

Los alfiles rezan para derrotar
Al enemigo tan ambicioso,
Fuerte de acabar,
Con la fuerza de un gran oso,
En un cueva que hay que cavar,
Al final del pozo.

El rey se mueve lentamente,
Con una esperanza en el bolsillo,
Aún así juega peligrosamente,
Como el golpe de un martillo.

La dama de la que mucho conocemos,
Nos gana la partida sobre el rey,
Y eso es tan fácil que lo vemos,
Como la planta del maguey,
Dando espinas a la que lo corta,
Y haciendo al final una rica bebida,
Después del rey que se comporta,
La bebe como si de eso dependiera su vida.

Las torres dan gran belleza,
Juegan fuertemente,
Como una potente fiereza,
Para atacar sabiamente,
La posición sin pereza.

Los peones son armas destructivas,
Pero tras tantos ataques,
Conciben ideas constructivas,
Guardándolas en empaques,
Para así sacarlas y que sean atractivas.

Todas las piezas pueden hacer maravillas,
Son tan frágiles y bellas,
Y relucientes como las hebillas,
Tan solo como lo saben ellas.

Demuestra que ganar no es difícil,
Ganar sólo necesita la práctica,
Es algo dócil,
Que conoce la táctica.

Aquí acaba el poema,
Pero que la magia del ajedrez,
Sea tu lema,
Porque tal juego no te enseña más,
Que como dicen otros,
Aún así los demás.

IL GIOCATORE DI SCACCHI

Agostino Agostini

Eccolo il pensatore,
fallace, ma ottimista,
che impegna il proprio onore
di uomo...e di scacchista! Con espressione fiera,
della vittoria ansioso,
curvo sulla scacchiera
cògita silenzioso. Il suo problema, in fondo,
non è un'affar di stato
talchè cotanto pondo
par quasi esagerato. Ma in mente egli ha il vigore
di un grande condottiero,
ei, l'analizzatore,
principe del pensiero!

Pensa per ore ed ore
si spreme a più non posso...
l'elaborato errore
diventerà più grosso!

LO SCACCHISTA PENSATORE (Agostino Agostini)

Silenzio amici, il pensator profondo
studia una mossa forte ed elegante,
una combinazione interessante
ei, di cappelle tessitor fecondo! Si spreme la cervice, affina il pondo
per un gioco terribile ed elegante
ed intanto giace, statico e snervante
sullo scanno fatal, meditabondo Ei pensa ad una difesa originale
che possa trarlo dai previsti guai,
pensa una mossa intrepida e geniale, pensa e geme in silenzio tristi lai,
ei pensa ad un tranello micidiale,
ei pensa sempre, ma non gioca mai!

Ajedrez

Por Gabriel Implagione

He sido un pésimo estratega
movimientos torpes
con vencido caballo desbocado
y tres peones alzando picas
blasfemias en mi contra.
Nunca supe
darle buen destino a los alfiles
las torres llenaron de escombros
mis ángulos extraviados.
He perdido la dama
sin mover una pieza
y el rey es apenas títere grotesco
de mis deshoras.
El caballo sobreviviente
galopa la triste cuartilla
de un destierro inútil.

Dos monjes juegan al ajedrez

Por Bay Juyi (poeta chino)

Dos monjes juegan al ajedrez
a la fresca sombra de los bambúes.
Entre las cañas no se les ve,
solo se les oye mover las piezas.

Chess Poem

submitted by Anon

He stares at you,
Watching your every move.
Does he know?
He makes his move.
You breathe again,
Counting on logic,
You see it all come together.
Hoping that your accusations are true,
Calm and quiet, you make your move.
Check...Mate!
You take a deep breath,
Hoping the next game is as lucky as the last

-o-

kings knight and queens rook fell side by side one night
the new days light puts them back in line
the rook waits for night to fall again watching as the knight takes many a pawn

2004

Tomados de: Palomar

Por Dora Alonso.

Aclaración:
Para Andresito Pi, dueño de las preguntas.

Quien entienda de caballos

que lo aclare de una vez:

¿a qué raza pertenece

el caballo de ajedrez?

No le gusta el campo,

no sabe comer,

ni lleva herraduras

ni puede correr

¿Qué caballo es ése...?

¿Qué caballo es?

1989 Habana

El gallo habanero

En el matinal gallinero
con el rendimiento caballero,
en torno a su hembra enreda
el arabesco de su rueda
sin cesar el gallo habanero;

cual blanco albornoz el plumón
envuelve su fiero ademán;
¡por su cresta-fez bermellón
y el alfanje de su espolón,
el gallo es un breve sultán!

Junto a la gallina coqueta,
de pronto su blanca silueta
fija en soberbia rigidez,
como el gallo de la veleta
o el caballo del ajedrez...

Echando atrás el cuello empina;
¡y en enfático frenesí,
rasga la matinal neblina,
sobre el jardín que ilumina
con su agudo kikirikí!

Un caballo espera

Por Gaviota Fragil

Una hora cualquiera,
de una noche cualquiera.

Un caballo espera.

Inmóvil.

Solo.

Bañándose en el azul de la luna.

Algunas nubes recorren el cielo,
en busca de un lugar,
más digno de sus lágrimas.

En su lento y silencioso desfile
dan cobijo a la luna;

la ocultan para que nadie la vea llorar
la soledad de ese caballo,
la muerte en ese lugar.

El suelo es árido, cuarteado,
sin más vida que algunos secos matojos.

Ningun árbol pudo aún fecundar,
esa tierra muerta.

Ninguna flor embriagó nuca esta llanura.
El caballo lo sabe.

Nada realmente vivo puede sobrevivir
este suelo.

Lo sabe pero sigue aqui.

Quizás porque no conoce más que,
este suelo y esta luna.

Quizás porque ha aprendido a querer
a esta tierra seca, estéril, sedienta.

Y mientras sigue allí.

Inmóvil.

Esperando.

A que una flor brote.
A que un árbol crezca.
A que una nube llore.

The Game

By Chandler Yergin

She makes her move and hits the clock
On my poor Kingside she's got a lock
Down the file her Queen comes like a truck
This time I think I'm out of luck
Her Blue eyes sparkle as she captures my Rook
She's playing so fast, it must be all Book
She think she's got me up a tree
Yea, guess she spotted that Mate in three
My clock is running Tick Tock, Tick Tock
I'm between the hard place and a Rock
A quick glance at her & I see her grin
She's ready to chalk up another Win
Flag is hanging, it's my move, and YES, by Heck
Now it's a Draw by perpetual Check!
I'm kinda glad I didn't win, I hate to be rude
But it is disconcerting when she plays in the Nude

2002

Ocho versos y un tablero

Por "Ciaquin"

Sin límite en su exterior
ajedrez y poesía,
porque ambos de fantasía
se nutren en su interior.

¿Y no ves el parecido?
poesía es ajedrez,
y ajedrez es a su vez
poesía sin sonido.

2005

Chess And Arms

By "FishOn"

He lifted his arms,
"Mate soon!," he said
As he locked his fingers
Behind his head.

He considered the move
He was soon to make
That would end the struggle.
This victory he'd take.

He arched his back,
Took a satisfied breath,
Then looked at me
Like the spectre of death.

An impish smile
Stretched across his face,
And his eyes rolled back
In a pleased grimace.

"My rook goes here
And takes your queen,
Then my knight jumps to
Where your bishop has been."

I studied the board.
He was quite correct.
His analysis clear.
His calculations checked.

I searched my brain
For the right finesse
A subtle move that would
Display my best.

Then Cassia spoke
My muse! My rhyme!
I pointed to his clock,
"You're out of time."

miércoles, 27 de junio de 2007

Ajedrez (desvarios de un crio)

Sabiendo que llegaría el final
Te adelantas en un jaque
¡Joder!
Tela, con la que no sabía jugar.

Esta vida es ajedrez, y ya no te interesa la partida
y para este peón, bufón de su reina,
toca ahora escabechina.

Me creí alfil y caballero...
y para ti siempre fui
El peón que intuía y ver yo no quería.

Pero ojo hermosa mía,
Ten cuidado en esta vida...
Que esperan muchas partidas,
no sea que otro "mejor" que yo, te devuelva la paliza.

Tomado del blog: blog.enfemenino.com de Valladolid

Reloj de arena

Por Jorge Luis Borges

La pieza que los grises anticuarios
Relegarán al mundo ceniciento

Del alfil desparejo, de la espada
Inerme, del borroso telescopio,
Del sándalo mordido por el opio,
Del polvo, del azar y de la nada.

La alusión al alfil, a la espada y al telescopio conduce al polvo y a la nada. La vida del hombre es, por consiguiente, pasajera. El último verso tiene lazos con el soneto de Góngora, el cual comienza con la expresión "Mientras por competir con tu cabello" y desarrolla el recurrente tópico del carpe diem.

En un texto de La rosa profunda (1975), leemos estos versos:

El tiempo juega un ajedrez sin pieza
en el patio. El crujido de una rama
Rasga la noche. Fuera, la llanura
Leguas de polvo y sueño desparrama.

En este caso, observamos que el tiempo es ya dueño del tablero. Las piezas (que representan a los individuos) se hallan ausentes. La propia vida es vista como un juego de ajedrez, donde el tiempo gobierna la vida del humano.

"Ajedrez" de Borges incorpora la reflexión metafísica en el ámbito de la cotidianidad. Los más pequeños detalles de una partida de ajedrez permiten hablan del tiempo y también de la eternidad.

Por eso, Borges dirá en su "Arte poética":

A veces en la tarde una cara
Nos mira desde el fondo desde el espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.

Información tomada de: camilofernande.blogspot.com

Peón de ajedrez

Por "Don Físico"

Yo, simple peón de ajedrez
que nunca lllegara a reina.
Yo, el idiota, el inocente,
el que te ama sin saberlo.
Yo, el desierto en su fin sin oasis.
Yo te reclamo.

Porque oigo tu voz que me dice que me quiere,
porque sufro el placer de tu presencia,
porque quise saber de tu ausencia
y aquí me ves rogándote.

Aquí me ves rogandote y sonriendo
satisfecho cruel, el deseo que me impulsaba.
Otra se ha cruzado en el camino
otra que no pensó que era peón
sino un caballo.
Quién iba a ser yo para engañarla,
quién iba a ser yo para decirle la verdad.

Por eso miento y la seduzco,
por eso cae en mis redes y me besa.
Maldita, se hacía la dura.
Yo, peón de ajededrez
he hecho jaque
mate.

Extraido del sitio: fisicoenlavida.blogspot.com

Peón pasado

El poema siguiente pertenece al egipcio Konstantino Kavafis (1863-1933), habla sobre el "peón libre", aquel peón que es visto con mirada de impaciencia o de satisfacción por quien lo posee y a la vez es visto con angustia o gula por el oponente; ese peón libre también llamado "peón pasado" porque no tiene un enemigo de igual rango al frente ni en las columnas contiguas que le impida su avance, pero que las piezas opositoras tienen su mirada puesta directa o soslayadamente sobre él.

Ese peón avanza con tal soltura
que nos hace pensar que llegando a esa línea
comenzarán sus alegrías y obtendrá sus recompensas.
Encuentra muchos obstáculos en su camino.
Los poderosos lanzan sus armas contra él.
Los castillos le acometen con sus
altas almenas; dentro de sus campos
veloces jinetes pretenden con astucia
impedir su avance,
y por todos lados, desde el campo enemigo
la amenaza avanza contra él.
Mas sale indemne de todos los peligros
y alcanza triunfante la última línea.

Con qué aires de victoria la alcanza
en el momento exacto;
con qué alegría avanza hacia su propia muerte.

Mi Señora

Por Tomás Ros

Desde mi perspectiva se te distingue monumental,
perennemente soberbia y con la mirada hacia el frente.
Jamás manifiestas si temes,
igual que todos nosotros,
la muerte o la derrota.
Yo sé, aunque tu no la desveles.
tu pesar hacia nuestra fatalidad.
Sé que con tus movimientos letales,
si bien a mi sentir sensuales.
Urdirás lo inconcebible por evitar nuestro peor futuro.
Muchos se preguntan por que batanamos tan radiantes,
si probablemente caeremos ios primeros,
Lo preguntan por ignorancia.
No conocen que nuestra recompensa si resistimos,
y logramos alcanzar nuestro destino,
es extraordinaria.

Viven... y volverán

Por Miguel Cruz Serrano

En el año 1.997, el club de ajedrez "Tres Peones" luchó por conseguir su ascenso a la Primera División. Los diez componentes del equipo combatieron con garra hasta el último instante, aunque al final la meta se mostró esquiva, y se quedaron a las puertas de lograrla última victoria. Con todo, no fue inútil la aventura: cada uno de dios enriqueció el arca de sus conocimientos, y conservó intacta la esperanza de volverlo a intentar. Los únicos difuntos fueron sus propios errores. Sobre las cenizas de éstos, no tardaría en volver a oírse el galopar de sus bravos corceles en pos del triunfo.

Eran diez los generales,
Y eran de madera noble
Las huestes que dirigían
Mediante tácitas órdenes;
Ni una palabra más alta
Que el "tic tac" de ios relojes.

Eran sus mentes, espadas
De afilado y sutil borde;
Mas sus bocas y sus manos,
La sabia humildad del monje.
El ascenso era el anhelo
En esos duelos feroces,
No la fama ni el dinero
ni engalanarse de honores.

Sin habla, bajo las coces
De un club que les fue aplastando
Como un tropel de bisontes,
Ganando cada batalla
Cuadro a cuadro, golpe a golpe.

Más tarde, llegó el "play off"
Y el Santa Feliu como postre
De esa Triunfal andadura.
Mas después... sus uniformes
Les fueron arrebatados
Sin sus máximos galones.
Desde Figueras y Andorra
Se alzaron funestas voces
Como presagio de muerte,
De ocaso que anuncia noche.

... Y calló el clarín su voz;
Cesó el tambor su redoble.
Quedó erguido ante sus rostros
El último escollo incólume.
Y diez féretros se vieron cuando el gimiente
horizonte abrazaba en su crepúsculo
A un sol teñido de ocre.

Mas cuando fueron abrirlos
Sus contrarios vencedores
No hallaron dentro los restos
Sin vida de los diez hombre...
Con estupor encontraron,
Como una burla sin nombre,
Los didácticos cadáveres
De sus pasados errores.

martes, 26 de junio de 2007

El juego de las mutaciones

Por Marco Martos

El poema termina así:

¿Puedes considerar casualidad
el número de las líneas escritas
las sílabas exactas de los versos
la geometría fractal, los jaques
de Capablanca en su mejor momento?

Dedicado al Maestro Alberto Foguelman

Por Lorenzo Maffeo

Caissa, diosa escondida,
con templos pero sin preces!
Las baldosas blanquinegras
el tiempo tenaz las pierde
y de Pampliega su impronta
y de Araujo su relieve;
sólo el grito de Flores, cascarrabia,
como un tajo permanece.
A veces el "negro" Ezeiza,
no payador, policemen;
Giménez, "enroque largo",
que sin hacerlo no duerme;
el "loco" Cárrega, suave,
con un finalito en mente
o la fina voz
y los consejos de Wexler.
Yo tenía dieciseis
vos sumabas diecinueve.
Nos unió Villa del Parque
por una valiosa suerte.
Un domingo extraordinario,
festejo de un día célebre,
neutro te mantuviste
mirando lo que sucede
cuando a Najdorf, en la "ciegas" en consulta,
le urdieron la trampa aleve,
que con su ingenio Arcamone
hizo a unos cuantos prenderse.
Debiste sentir, Alberto,
que ni en broma eso se puede.
Garibaldi en su modestia,
asentía: razón tiene.
Una semana de farra
entre neblinas me viene,
cuando el "Don Pancho" charrúa
nos agasajó en su sede.
Evoco el paseo hasta el Cerro
y las anchas alegrías de Vismara y Paco Fuertes.
Y al buenazo de Ferrari,
su esmerado presidente.
El gozo de Helguera madre
se esfumó con los vaivenes
que pasados los cuarenta
modificaron haberes,
cambiando las tradiciones
con giros de carruseles.
Los clubes fuera de radio
o de suburbios los ejes
sufrieron más ese vuelco:
se cayeron sus carteles.
Es cierto que se agregó
una cuota tipo herpes,
cuando un fundamentalismo
-¡conmigo a la verdad accedes! -
en mano la ideología
infectó el clima de siempre
Pronto llegaron mudanzas.
¿Habrán sido seis o siete?
Fiel al club, permaneciste
absorbiendo, estoico, el golpe
Villa del Parque entrañable
no merecía desbordes
Seguiste prudente y firme
y cual blasón de una Orden
tus cursos de acertar jugadas
conservaron su renombre.
Dedicación al servicio
que distingue el oro del cobre.
Nunca protagonista,
sencilla sapiencia noble.
"Concurren a despejarse …….
de los conflictos el bocho"
- comentabas - porque entonces
se habían agudizado
con inéditas tensiones
en un país de promesas
antes que dulce, salobre.
Te afanaste también con el idioma
haciendo literatura:
nutrida correspondencia
y, por fin, dos obras justas:
Damas Cazadas y Ajedrez de Lujo,
con ideas y frases de sobria galanura.
Cuál será tu rechazo a la mentira,
al engaño, al ardid, a la impostura,
que al decirte de escribir ficciones
rehusaste, por temor al desliz de una fractura.
Por tu historia maestro Foguelman,
en el despunte de este trece
aquí los que te rodean,
muy contentos por quererte,
son una voz en el elogio: ¡amigo
persona singular, hombre con creces!.

Poema de ajedrez anónimo

Porque esta vida no es
-como probaros espero-,
Mas que un difuso tablero
de complicados ajedrez.

Los cuadros blancos: los días
los cuadros negros: las noches...
Y ante el tablero, el destino
acciona allí con los hombres,
como con piezas que mueven
a su capricho sin orden...
Y uno tras otro al estuche
Van. De la nada sin nombre

Jaque Mate 1916

Por Carlos Varela

El perro golpea la puerta del patio
arriba el vecino le pega a su mujer
la línea amarilla divide el asfalto
y afuera la gente no sabe qué hacer.
Veo gasolina flotando en un charco
haciendo arcoiris debajo del pie
un viejo se encuentra a su doble en un banco
y leen la prensa jugando ajedrez.

Tristán Tzara jugaba ajedrez con Lenin
en la misma calle que nació Dadá
a veces presiento que fui una pieza
y que aquel tablero era mi ciudad.
Tristán Tzara jugaba ajedrez con Lenin
en la misma calle que nació Dadá
y un año más tarde salió el fantasma
recorriendo el mundo hasta mi ciudad.

El perro se bebe a su doble en el charco
se traga el arcoiris y se echa a correr
la mujer del vecino golpea el asfalto
y la puerta de arriba no sabe qué hacer.
El vecino golpea al perro en un banco
que orina colores sobre su pie,
la prensa se pone amarilla en un charco
y afuera los dobles no sabe qué hacer.

Tristán Tzara jugaba ajedrez con Lenin
en la misma calle que nació Dadá
a veces presiento que fui una pieza
y que aquel tablero era mi ciudad.
Tristán Tzara jugaba ajedrez con Lenin
en la misma calle que nació Dadá
y un año más tarde salió el fantasma
recorriendo el mundo hasta mi ciudad.

Los viejos dividen la puerta y el banco
afuera los perros no saben qué hacer
yo leo la prensa pisando los charcos
y encuentro a mi doble en una mujer.
el perro, la puerta, el fantasma y el banco
la prensa,los dobles,el pie y la mujer
la línea amarilla, los viejos y el charco
son piezas que flotan en un ajedrez
sin saber qué hacer.

¿Qué es la tristeza?

Por Jairo Aníbal Niño

-Paula, ¿usted sabe qué es es una oveja?
-Sí. La oveja es una nube con paticas.

¿Qué es la tristeza?

La tristeza
es un ajedrecista
que siempre juega
con las piezas grises.

¿Qué es la gaviota?

La gaviota
es un barquito de papel
que aprendió a volar.
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