Por Francisco N. Lallana
Está allí, alto y erguido en el centro del tablero
con un aire portentoso de altivez y de arrogancia,
con su cruz alzada al hombro cual cruzado caballero
que se vino de las cortes tan bravías de la Francia.
Ha ganado cien combates y ha sufrido cien derrotas,
pero nunca ha declinado su valor y su apostura:
tiene escritas las memorias de sus glorias más remotas
y conserva cicatrices como premio a su bravura.
Ha cruzado ya los mares la leyenda de su fama,
y ha escalado las montañas su magnífico estandart
el renombre de sus glorias por el orbe se derraman.
Ya la ciencia lo saluda como gran cultor del arte,
y los genios más adustos por doquiera lo proclaman
al monarca que ha ocupado el sitial de Bonaparte.
miércoles, 20 de junio de 2007
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