Por Luis Guillermo Piazza
Cansada Catalina de Rusia
de los soldados de su guardia
se hizo fabricar
en Alemania
un caballero mecánico
que sabía jugar al ajedrez
Cuando la Emperatriz lo mandó decapitar
porque siempre le ganaba
le salió sangre y gritó y se resistió
tan verdadero como era
hasta pudo pronunciar unas palabras
de despedida
o más bien de venganza.
Catalina ya nunca halló reposo
murmuraba por las noches
los más obscenos reproches
a sus compañeros ocasionales.
Al fin hizo desenterrar
al decapitado
lo hallaron intacto
(como un santo medieval)
(como un caballo helado de repente en Siberia).
Apretándole los mismos botones
repitió las palabras de despedida
(era tan perfecto que ya
había podido prever su fin)
(tan imperfecto que no debió imaginar
otra manera de morir)
sábado, 2 de junio de 2007
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